Obispos de Panamá, Colombia y Costa Rica visitan migrantes en el Darién

Obispos de Panamá, Colombia y Costa Rica visitan migrantes en el Darién

El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral participó y promovió un Encuentro de Obispos de frontera entre Panamá, Colombia y Costa Rica del 19 al 22 de marzo de 2024. 

El evento llamado “Pascua con nuestros hermanos migrantes” se realizó en colaboración con las Conferencias Episcopales de Panamá, Colombia y Costa Rica; la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas (Red CLAMOR); comisiones locales de Pastoral Social de Cáritas y Movilidad Humana y el Vicariato Apostólico de Darién, entre otros.

El programa de la iniciativa incluyó también la visita y un momento de oración en el Campo de acogida de Lajas Blancas, en las afueras de la selva de Darién, en donde viven alrededor de 3.000 migrantes.

La reunión multilateral se llevó a cabo en la Ciudad de Panamá a puertas cerradas. Los participantes abordaron cuestiones pastorales para enfrentar la crisis migratoria que involucra a miles de personas que cruzan la selva del Darién en su tránsito hacia los Estados Unidos.

Mensajes del Papa Francisco

El Papa Francisco dirigió un mensaje a los participantes de este encuentro y envió otro mensaje para saludar a los migrantes del campo de acogida en el Darién.

En el mensaje escrito para el encuentro de los Obispos de frontera, el Santo Padre señaló que el peligro que corren las personas migrantes de diferentes países que pasan por el Tapón del Darién “una selva que es triunfo de la naturaleza pero que hoy se convierte en un verdadero viacrucis que no sólo pone en evidencia los límites de la gobernanza migratoria en el hemisferio occidental, sino alimenta un próspero negocio que permite acumular ganancias ilícitas del tráfico humano”.

“La migración en esa región incluye venezolanos, ecuatorianos, colombianos, haitianos, que a lo largo del camino se vinculan con grupos de nicaragüenses y otros caminantes centroamericanos, así como de otros continentes. Ni los peligros que suponen el tránsito y los chantajes ilegales, ni las crecientes devoluciones o estancamientos en países donde estos hermanos y hermanas no son deseados disminuyen la atracción (real o ilusoria) de satisfacer las necesidades de empleo y mejores condiciones de vida o, incluso, de una esperada reunificación familiar”, advirtió el Papa.

Además, el Santo Padre explicó que “la Iglesia en Latinoamérica y el Caribe, como lo atestiguan las cinco conferencias generales de su Consejo Episcopal, siempre ha expresado su preocupación por el tema de la migración, buscando ser una Iglesia sin fronteras, Madre de todos” y añadió que "es por eso que, como cristianos, cada refugiado y migrante que abandona su patria nos interpela. En nuestros pueblos encontramos al mismo tiempo la fraternidad hospitalaria que acoge con sensibilidad humana, pero desgraciadamente también, la indiferencia, que ensangrienta el Darién”.

“Los animo a trabajar incansablemente para que sea posible erradicar esa indiferencia, de tal manera que cuando un hermano o una hermana migrante llegue, encuentre en la Iglesia un lugar donde no se sienta juzgado, sino acogido; donde pueda calmar el hambre y la sed, y revivir la esperanza”, invitó el Papa Francisco.

Asimismo, el Santo Padre reconoció con gratitud que “la Iglesia en América, desde el sur hasta el norte, incluyendo el Caribe, posee un amplio y diverso sistema de ministerio pastoral, caritativo y de movilidad humana a nivel nacional y local, que se manifiesta a través de una amplia y sólida respuesta en la atención directa a los migrantes, y que se plasma en casas de acogida, centros de retornados, asistencia humanitaria de emergencia, atención médica, atención psicosocial, asesoramiento legal, apoyo espiritual, fortalecimiento de los colectivos de migrantes, medios de vida y procesos de incidencia política” y pidió: “por favor, no desatiendan esos establecimientos, que son oportunidad de acogida y caridad para con los hermanos más necesitados”.

“Los animo a vivir estos días con alegría y esperanza, y que la Pascua que se acerca sea el motivo que les recuerde que todos sus esfuerzos valen la pena. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide, y por favor, no se olviden de rezar por mí”, concluyó el Papa Francisco.

Visita al Campo de acogida en el Darién

El 20 de marzo, los obispos y agentes de pastoral reunidos en el Encuentro visitaron el Campo de acogida de Lajas Blancas, en las afueras de la selva de Darién, en donde viven alrededor de 3.000 migrantes, y compartieron un momento de oración con ellos.

En el breve mensaje de saludo que el Papa Francisco escribió para las personas migrantes presentes, el Santo Padre aseguró su cercanía y dijo que “yo también soy hijo de migrantes que salieron en búsqueda de un mejor porvenir. Hubo momentos en que ellos se quedaron sin nada, hasta pasar hambre; con las manos vacías, pero el corazón lleno de esperanza”.

El Papa agradeció por visitar a los migrantes en este campo del Darién porque “ellos son el rostro de una Iglesia madre que marcha con sus hijos e hijas, en los que descubre el rostro de Cristo y, como la Verónica, con cariño, brinda alivio y esperanza en el viacrucis de la migración”.

“Hermanos y hermanas migrantes, no se olviden nunca de su dignidad humana. No tengan miedo de mirar a los demás a los ojos porque no son un descarte, sino que también forman parte de la familia humana y de la familia de los hijos de Dios. Y gracias por estar ahí”, escribió el Papa.

Declaración final

Al concluir el encuentro, fue redactada una declaración final, que fue aprobada y firmada por los obispos presentes, y posteriormente, difundida públicamente.

El arzobispo de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa, indicó que, entre los objetivos del encuentro, esperaron “hacer mucha más conciencia sobre el peligro” que corren las personas migrantes al cruzar la selva del Darién y reconoció que, si bien se realiza una buena labor pastoral, se requiere una mayor coordinación entre los diferentes agentes que trabajan en el ámbito migratorio de la región.

En la declaración final, los obispos escribieron “queremos levantar la voz al reconocer una creciente crisis humanitaria en la región que tiene en la selva del Darién, un ‘tapón’ de inhumanidad por las condiciones de vulnerabilidad y muerte a la que se enfrentan hombres, mujeres, jóvenes, niñas y niños”

“Exhortamos, de modo respetuoso pero enérgico, a las autoridades competentes para que respeten los derechos fundamentales de migrantes y refugiados tanto en el tránsito como en el momento que deciden asentarse en sus países, y que atiendan a su vocación de crear políticas públicas, tanto a nivel local como regional, que permitan la integración social, económica y cultural a las comunidades de llegada de los migrantes; a derrumbar muros legales, físicos y simbólicos de injusticia y de falta de solidaridad, para construir un continente, latinoamericano y caribeño, cada vez más humano, más equitativo, más cordial y más hospitalario”, exhortaron.

El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral estuvo representado en el evento por una delegación encabezada por el subsecretario, P. Fabio Baggio.

 

18 marzo 2024