Reconfigurando el Multilateralismo para Nuestra Casa Común

Una Visión para la COP30

Reconfigurando el Multilateralismo para Nuestra Casa Común

La Conferencia de la ONU sobre el clima (COP30) se lleva a cabo en Belém, Brasil, del 10 hasta el 21 de noviembre de 2025, un evento decisivo para la acción climática global y la cooperación internacional. Esta reunión puede convertirse en un laboratorio de alianzas entre generaciones, pueblos, gobiernos y culturas, promoviendo una conversión ecológica integral que coloque la dignidad humana y la justicia social en el centro.

Belém ofrece la oportunidad de pasar de la retórica a la acción, renovando un multilateralismo “de abajo hacia arriba”, participativo y arraigado en las comunidades, orientado hacia el bien común. Diez años después del Acuerdo de París, la COP30 se presenta como una prueba para la efectividad de la gobernanza climática global y la implementación real de los compromisos financieros y legislativos.

El camino para alcanzar los objetivos establecidos en ese Acuerdo sigue siendo largo y complejo”, reconoció el Papa León XIV en un mensaje dirigido a la Cumbre Climática de la COP30. En el mismo discurso pronunciado por el Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin, las palabras del Santo Padre nos alientan a “acelerar valientemente la implementación del Acuerdo de París y de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático”.

La dimensión financiera sigue siendo crucial. La arquitectura financiera internacional debe ser reformada para que las finanzas se conviertan en una herramienta de justicia y no de lucro, apoyando la adaptación y la transición energética en las regiones más vulnerables. El nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado (NCQG), que establece un mínimo de 300 mil millones de dólares por año para 2035, representa un avance, pero sigue siendo insuficiente en comparación con los 2,4 billones necesarios anualmente por las economías emergentes y en desarrollo. Este desequilibrio resalta cómo cada inversión debe convertirse en una expresión de responsabilidad compartida y genuina cooperación multilateral.

La transición ecológica debe ser “justa” (como se menciona también en Recomendaciones de Actores Católicos para la COP30, cap. 8), un proceso que reduce, en lugar de amplificar, las desigualdades existentes. La crisis climática es, ante todo, un problema humano y social, y la verdadera conversión ecológica requiere una transformación de los estilos de vida, las decisiones económicas y los modelos de producción, guiados por la determinación ética y el coraje moral.

Existen numerosos proyectos en diferentes regiones del mundo, en los que un tejido vital de multilateralismo “de abajo hacia arriba” es claramente visible:

En Latinoamérica, iniciativas como la Campaña por el Desinversión en la Minería (Red Iglesia y Minería en Perú, Brasil y Argentina) y Remando contra la Corriente por el Agua, la Vida y la Soberanía (Red Justicia y Paz – Argentina y Paraguay) movilizan a las comunidades de fe para defender el agua, la tierra y los derechos indígenas contra el extractivismo destructivo.

En África, el Proyecto de Adaptación Climática y Seguridad Alimentaria de Caritas Mali promueve una agricultura resiliente mediante semillas resistentes a la sequía, conservación del suelo y formación en riego climático inteligente.

En Europa, la campaña austríaca Oro y Iglesia desafía el costo social y ecológico de la extracción de oro, fomentando el consumo ético y una conversión ecológica de la Iglesia y la sociedad.

En Asia y Oceanía, las Iglesias locales innovan mediante el reciclaje de residuos en la Diócesis de Bandung en Indonesia y transformando a las comunidades de fe desplazadas en las Filipinas en “Comunidades Ecológicas Base” a través del trabajo del Servicio Jesuita a Refugiados y la Diócesis de Iligan.

Estos ejemplos encarnan el espíritu de un multilateralismo renovado basado en la solidaridad y la acción comunitaria, mostrando que la justicia climática comienza localmente pero habla un lenguaje universal.

Por lo tanto, revitalizar el multilateralismo significa fortalecer la cooperación internacional mientras se reconoce la contribución de las comunidades locales, las Iglesias y la sociedad civil, que ya ofrecen soluciones concretas para la adaptación y la innovación ambiental. De hecho, las COP no solo apelan a los Estados — de los cuales también se esperan respuestas y acciones valientes — sino que reconocen y fomentan el papel de liderazgo de las comunidades locales, que están llamadas a trabajar juntas para construir un futuro más sostenible para todos. El Papa León XIV, en su discurso sobre el décimo aniversario de la Encíclica Laudato Si', nos planteó una cuestión fundamental:

Dios nos preguntará si hemos cultivado y cuidado este mundo que Él creó (cf. Gen 2:15), para el beneficio de todos y de las generaciones futuras, y si hemos cuidado de nuestros hermanos y hermanas (cf. Gen 4:9; Jn 13:34).”

La respuesta depende de cada uno de nosotros.

11 noviembre 2025